promueve diversas estrategias de gestión del uso del automóvil con el fin de reducirlo, así como la congestión que provoca, algunos ejemplos son el cargo por congestión, la regulación del estacionamiento, los esquemas de préstamos
de automóviles y las zonas de tránsito calmado, entre otras.
Estas medidas logran resultados inmediatos: reducciones drásticas en la congestión, una mejora en la confiabilidad y velocidad del transporte público y la reducción de la contaminación del aire y el consumo de energía.